martes 8 abril, 2025
237
Cooperativas Bolivianas

En Bolivia, el cooperativismo está profundamente entrelazado con la historia económica y social del país. Hablar de cooperativismo, es hablar de comunidad, de soluciones colectivas frente a la ausencia o debilidad del Estado, de economías que se sostienen desde abajo y con esfuerzo propio. Es también hablar de un movimiento diverso, con profundas raíces territoriales, que ha sabido responder a necesidades urgentes como el acceso al agua, a la electricidad, a la telefonía, a la vivienda, al transporte, al crédito, entre otros. Sin embargo, a pesar de su relevancia práctica, el cooperativismo parece ser un tema secundario para la academia nacional.

Pero ¿por qué? Las cooperativas no son nuevas. Su origen en el país se remonta a los años treinta del siglo XX, como una alternativa económica basada en el trabajo asociado, inicialmente surgieron cooperativas mineras y de ahorro y crédito, que luego fueron diversificándose, dando lugar a un movimiento cooperativo, presente en distintos sectores. De acuerdo con la Ley General de Cooperativas N°356 (2013), están agrupadas en tres grandes sectores: de producción, servicios y servicios públicos. Entonces ¿qué explica que el cooperativismo en pleno siglo XXI, no despierte el interés investigativo de las universidades, centros de estudio o programas de formación?

La paradoja es clara, se trata de sectores de gran relevancia en el desarrollo económico y social del país, específicamente, en contextos locales. Las cooperativas de servicios públicos, por ejemplo, han sido clave en zonas rurales donde el Estado no llega, garantizando que miles de familias accedan a servicios básicos (agua, electricidad o telecomunicaciones). En el área rural un claro ejemplo es la Cooperativa Rural de Electrificación R.L. (CRE), que brinda electricidad a casi todo el departamento de Santa Cruz, y en el área urbana, como COTEL R.L. una de las cooperativas pioneras en ofrecer servicios de comunicación en una época donde no existía telefonía móvil ni internet.

Las cooperativas de ahorro y crédito, por su parte, fueron durante décadas espacios fundamentales de educación financiera, inclusión económica y organización zonal-comunal. Si bien muchas hoy responden a una lógica más bancaria, que no es necesariamente negativa, esto ha debilitado su rol transformador y su conexión directa con las comunidades. Aun así, siguen siendo clave para entender las tensiones entre lo solidario y lo comercial.

Otro ejemplo notable son las cooperativas de transporte, que han sabido articular su historia sindical con la organización cooperativa. Muchas de ellas han emergido de organizaciones de base que, tras décadas de lucha urbana, han retomado sus raíces rurales para reorganizarse como cooperativas, extendiendo sus formas de pertenencia a lo largo de corredores entre campo y ciudad, en algunos casos siendo un actor clave para el transporte de productos agrícolas.

Se podría mencionar otros casos, como las cooperativas de vivienda, que han sido protagonistas silenciosas en la autogestión de soluciones habitacionales tanto en el área rural como urbana; o las cooperativas agropecuarias, que sostienen la producción de alimentos para la seguridad y soberanía alimentaria, esencialmente están en comunidades campesinas e indígenas. Al parecer, y coherentes con las preocupaciones ambientales de nuestro tiempo, las únicas que despiertan el interés investigativo son las cooperativas mineras, que devienen de la relocalización de las minas, generación de empleo, pero también, mucha informalidad e incluso ilegalidad y una serie de controversias y conflictos socioambientales.

Sin embargo, pese a esta evidente relevancia, la academia no ha demostrado una mirada atenta hacia el cooperativismo. Los estudios existentes son escasos, dispersos, en muchos casos autofinanciados y, en su mayoría, sin continuidad institucional.

En el marco del Año Internacional de las Cooperativas 2025, el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS), con el apoyo de We Effect, está desarrollado una investigación sobre el cooperativismo de Bolivia, con un enfoque integral y explorando que abarca la diversidad de sus sectores. Desde esta iniciativa de investigación, podemos dar fe de esta ausencia, nuestro proceso de búsqueda de investigadoras e investigadores especializados en los diferentes sectores del cooperativismo fue desafiante.

Así también, en este proceso, el equipo investigador identificó múltiples obstáculos. Muchas cooperativas son reservadas con su información, su estructura organizativa e incluso el número de asociados activos. Las fuentes oficiales tampoco facilitan el acceso, rara vez publican datos desagregados o actualizados, y cuando se solicita información, la respuesta suele ser ambigua o tardía.

Compártelo en tus redes sociales