En el corazón de la comunidad rural de Macharetí, en Chuquisaca, se encuentra el Centro de Educación Especial de Macharetí, un espacio fundamental para la atención y formación de personas con discapacidades. A lo largo de 11 años, este centro ha ofrecido oportunidades de aprendizaje, integración y desarrollo personal para sus estudiantes, adaptándose a las necesidades particulares de cada uno y promoviendo la equidad en el ámbito educativo. Su importancia radica no solo en la educación, sino también en su función como un pilar de apoyo comunitario en un área rural donde los recursos y oportunidades son limitados.
Atendiendo diversas discapacidades con métodos creativos y personalizados
En una reciente entrevista con Álvaro Toledo Enrique, Director del Centro de Educación Especial de Macharetí, se destacó la variedad de programas y niveles de atención que ofrece el centro. Aquí se atiende a estudiantes de diferentes edades y con diversas discapacidades, tales como visuales, auditivas, físico-motoras e intelectuales. Cada estudiante tiene metodologías adaptadas a su grado de discapacidad, lo que permite una enseñanza más creativa y comprensible. Los docentes son clave en este proceso, ajustando sus métodos de enseñanza a las capacidades y necesidades específicas de cada estudiante.
“Trabajamos con una metodología adaptada a cada estudiante, haciendo que el aprendizaje sea más práctico y creativo, para que los contenidos sean comprensibles. A pesar de las diferencias en las discapacidades, el objetivo, los propósitos y los valores son los mismos: la inclusión y el respeto”, menciona Dir. Álvaro Toledo.
Un espacio de inclusión y solidaridad
El centro alberga a estudiantes de distintas comunidades cercanas, lo que fomenta un clima de convivencia amigable y solidario. Gracias al transporte escolar, los estudiantes pueden asistir desde sus hogares, algunos de los cuales se encuentran en comunidades rurales alejadas. Este servicio es esencial para garantizar la participación de estudiantes de comunidades como Isipotindi, Ñancaroisa, Tiguipa Pueblo, Tentami y otras en Chuquisaca, así como de Puerto García y Caygua de Villamontes.
“La solidaridad y el compañerismo son esenciales aquí. Los estudiantes se ayudan mutuamente, y aunque provienen de diferentes lugares y tienen diferentes discapacidades, el lema es claro: tratamos a todos por igual”, comenta el director. El centro se ha convertido en un espacio de inclusión, donde los jóvenes y adultos aprenden y comparten, construyendo un ambiente más inclusivo y equitativo.
Formación para la Independencia Personal y Social
Uno de los mayores logros del Centro de Educación Especial de Macharetí es la formación de estudiantes que puedan ser independientes tanto en su vida personal como social. En muchas ocasiones, las personas con discapacidad dependen de otros para sus necesidades diarias, pero en este centro se promueve la enseñanza de habilidades que les permitan ser autosuficientes. A través de talleres productivos, los estudiantes adquieren herramientas que les permiten generar ingresos para solventar sus necesidades.
“Nuestro objetivo es que los estudiantes puedan valerse por sí mismos, que tengan la capacidad de generar sus propios recursos y enfrentar los retos de la vida diaria con más autonomía”, explica Dir. Álvaro Toledo.
El Impacto del Centro en la comunidad rural
El Centro de Educación Especial de Macharetí no solo es un espacio de enseñanza, sino también un ejemplo de perseverancia y superación para toda la comunidad. Los logros alcanzados por los estudiantes demuestran que, con el apoyo adecuado, las personas con discapacidad pueden desarrollarse y participar plenamente en la sociedad. El trabajo de los docentes, junto con la solidaridad entre los estudiantes, ha generado un ambiente de respeto y aprendizaje mutuo.
“Trabajar en un centro de educación especial nos enseña a valorar cada pequeño logro, a no rendirnos y a seguir trabajando por la alegría que los mismos estudiantes nos transmiten”, concluye Toledo.
Un llamado a más apoyo para el Centro
El centro enfrenta desafíos, como la necesidad de más recursos y apoyo de instituciones, para seguir brindando la mejor atención posible a sus estudiantes. Sin embargo, con el esfuerzo colectivo y el compromiso de la comunidad, el centro continúa siendo un faro de esperanza y superación en el área rural de Macharetí.
Para más información sobre el Centro de Educación Especial de Macharetí o información sobre otros proyectos, visita www.ipdrs.org