miércoles 24 abril, 2024
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Fotografías: CREANDINO

Texto: Lcdo. Ángel Fabián Iza Gualle.

Comunicador para el Desarrollo 

Los domingos me fortalece subir a la montaña sagrada conocida en Quito como Ilaló, un volcán apagado en medio de dos valles (Tumbaco Norte y Los Chillos Sur) con una vista espectacular a la Hoya del Guayllabamba por donde cruzan ríos (San Pedro, Chiche, Pita) que albergan comunidades históricamente agrícolas; y, cómo no van a ser agrícolas, cuentan con un sistema de agua camuflado en ríos, quebradas, azufre, canales de riego y vertientes. Tal es la fuerza del agua que en su paso irrumpe en lo espeso de la vegetación, saltando desde cuantas cascadas se presenten. Tal será su presencia que enormes cañones escoltan el paso del agua; que se derrite y nace del deshielo del Cotopaxi, otro volcán; éste sí resultó inquieto. Nos ha llevado a varios estados de alerta naranja, y fumarolas en las madrugadas. 

De esta montaña hay muchos mitos, leyendas y cuentos que están viajando en la memoria de los comuneros y comuneras de estas agotadas parcelas, adultos de la segunda y parece la última generación de agricultores. Resistentes a dejar la tierra y su profesión desvalorizada. Sabedoras y sabedores como Lucrecia Atahualpa, una mujer de 78 años que vive en la montaña, siembra en la cima, lleva el apellido de un Cacique Inca y conserva las últimas semillas de Morocho Amarillo. Una semilla dura de maíz, que conserva genéticamente información cultural: era la dieta diaria en los años 50’s para niños y niñas caminantes de largos trechos, para estudiar en dobles jornadas escolares. Hoy hechos adultos, esos sabores también van quedando en los mitos. Y de esos mitos, antes que desaparezcan, podemos volverlos a despertar para salvar esas semillas. 

Las historias rurales tienen esa mágica y rica narrativa que captan la atención de quienes escuchan sus leyendas, no historias fugaces como un reel de redes sociales. Escuchar cada historia hecha leyenda, como “La última semilla del Mashcasango”, hilo conductor e introducción del curso lúdico y virtual, Ejemplo de oportunidades para el sector campesino: Semillas. Módulos que los estamos desarrollando desde la Sierra Andina de Ecuador (Quito) para el Instituto Para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS)

Es una doble tarea: virtual y lúdico. Para cumplir este reto hemos propuesto acompañar el curso con la mediación pedagógica de un puppet (Títere) dedicado a la mujer campesina guardiana de semillas, de las últimas semillas de platos con memoria, y una profesión soberana para la vida rural. La propia Tía Luca, sabedora de semillas, plantas y memoria viva en su comunidad.    

Así se configura la estructura metodológica de enseñanza que, en el marco de este Curso Virtual, CREANDINO (Laboratorio de Innovación Rural) ha diseñado exclusivamente para el IPDRS, sosteniéndolo en un marco teórico basado en la Edu-Comunicación, metodología liberadora con énfasis en territorios rurales.  

  • La primera sesión  está enfocada en diferenciar la Semilla Campesina, y reconocer antecedentes y valores rurales: Semilla campesina, Conocimiento Ancestral, Gastronomía y Turismo Rural. Ejes prácticos que provoquen identidad territorial en cada participante, motivar un escenario creativo para pensar en ideas y alternativas no agrícolas de innovación con la semilla campesina. 
  • La segunda sesión  enfoca, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (DDC) o UNDROP en Inglés con los artículos y su perfil de derecho que nos permitan orientar oportunidades no agrícolas y campesinos y campesinas de sectores rurales de Latinoamérica.  4 capítulos sobre: Agricultura Regenerativa, Ferias Agroecológicas, Innovación en Gestión; y Estrategias de Participación. Orientados y ubicados de tal forma que se complementen con los temas tratados en el primer módulo; y provocar la reacción a la fórmula: Creatividad + Conocimiento (Derechos).   

A este curso aportamos nuestro caminar y conocimiento adquirido en el ámbito de la Comunicación para el Desarrollo o Cambio Social (20 años), con el compromiso e identidad con el trabajo que desarrolla el IPDRS. Espero que sea un módulo agradable, donde podamos combinar los conocimientos y proyectar posibles ideas de emprendimientos rurales. Alimentemos nuestro diálogo virtual con experiencias y visión propia. Hemos llegado a la conclusión que mientras más empoderamos la gestión creativa con la semilla campesina, estaremos aportando a luchar contra el cambio climático y social desde los territorios más desamparados de las consumidoras ciudades; desde la ruralidad de América Latina valernos de la Declaratoria de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y Campesinas y otras personas en zonas Rurales.  

¡Estén atentos! Pronto lanzaremos el curso virtual: Por la exigibilidad de los derechos campesinos en Sudamérica. Mantente informado en el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS) y la plataforma Interaprendizaje. ¡No se lo pierdan!