
Por: Iver Mauricio Pedraza Herrera, Ivestigación – acción IPDRS
Los pasados 21 y 22 de abril convocaron a la humanidad a (re)pensar la relación con nuestra Madre Tierra. Por un lado, el fallecimiento del Papa Francisco, máxima autoridad del Vaticano y líder religioso católico, nos llama a recordar sus interpelaciones a nuestro actual modo de vida, que se constituye en una de las principales causas de la crisis climática y multidimensional que estamos atravesando. Por otro lado, la conmemoración del Día mundial de la Tierra, nos recuerda que hay una preocupación mundial respecto al cambio climático y la exacerbación de los impactos ambientales y profundización de desigualdades que ha generado.
Laudato si’ y Querida Amazonía
La iglesia católica, como institución, tiene deudas históricas que reparar y dejar de encubrir. Independientemente de sus decisiones, incluso como administradores de Estado de El Vaticano, cada Papa ha dejado entrever sus posiciones políticas. Jorge Mario Bergoglio (1936 – 2025), que eligió el nombre de Francisco cuando asumió el papado, ha sido criticado por sus posiciones progresistas, por ejemplo, al brindar apoyo a los matrimonios igualitarios y a la comunidad LGBTQI+ en general; y también ha sido denunciado por continuar con un encubrimiento sistemático de casos de abuso.
En cuestiones de cuidado de la Naturaleza, el Papa Francisco dirigió la Carta encíclica “Laudato si’” sobre el cuidado de la Casa común. Además, también emitió una Exhortación apostólica denominada “Querida Amazonía”. En ambas hace un llamado a la reflexión sobre la crisis multidimensional que estamos enfrentando; señala al cambio climático como una de las principales causas de la crisis, pero, apunta que las consecuencias van mucho más allá de los impactos sobre la Naturaleza, aludiendo que el deterioro de la Casa común incluye una degradación social y de la calidad de vida. También cuestiona las inequidades planetarias que se profundizan con la crisis y la debilidad de las respuestas que se han asumido.
El cristianismo es una de las religiones más extendidas en el mundo, siendo el catolicismo la principal rama, por lo tanto, independientemente de los cuestionamientos que genere esta institución, su posicionamiento frente a la crisis climática y multidimensional tendrá influencia multiescalar; por mencionar un ejemplo, en la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, se inició la cátedra “Nazaria Ignacia – Querida Amazonia”, como un espacio de intervención directa a través de sus acciones universitarias.
Carta encíclica “Laudato si’”:
Exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonía”:
Día de la Tierra
Este 22 de abril se conmemoró a nivel mundial el Día de la Tierra, celebración formalizada a nivel mundial por la Organización de las Naciones Unidas – ONU, en conmemoración a las movilizaciones estudiantiles y ciudadanas de 1970. Se vuelve importante hacer notar que estas movilizaciones surgen en Estados Unidos, país en el que su administración estatal históricamente ha cuestionado las decisiones asumidas internacionalmente para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero – GEI, como se ha demostrado con los dos desistimientos de este país para continuar con los esfuerzos conjuntos para enfrentar el cambio climático.
El Día mundial de la Tierra, a partir del 2009, se ha institucionalizado en la ONU, y anualmente moviliza a todos los sectores que de alguna u otra forma promueven acciones frente el cambio climático. Sin embargo, es importante que este día también sea un espacio para visibilizar a quienes están en primera línea de defensa, como ser los pueblos indígenas, comunidades campesinas y afrodescendientes, mujeres, niñas, niños y jóvenes, y que además sostienen la vida a través de horizontes civilizatorios que no responden a una noción de desarrollo basada en la explotación de la Naturaleza.
Los territorios rurales sostienen la vida, sin embargo, el modo de vida moderno, extendido principalmente en países “desarrollados”, está profundizando la explotación de la Naturaleza en beneficio de nociones de desarrollo que, en general, son extremadamente distantes a las relaciones armónicas que intentan sostener las organizaciones territoriales. El Instituto Para el Desarrollo Rural de Sudamérica – IPDRS promueve acciones que responden a la crisis climática y multidimensional desde un enfoque de justicia climática y socioambiental, y dignificación de la vida rural.