
Por Nuris Poma Catacora, Investigación-acción IPDRS.
La historia de la telefonía en Bolivia se remonta a inicios del siglo XX. Durante el gobierno de Germán Busch, se promulgó una Ley que autorizaba la instalación del servicio de teléfonos automáticos en la ciudad de La Paz. Este hito marcó el comienzo de un largo proceso de modernización tecnológica, cuyo espíritu fue recogido años después por la empresa de Teléfonos Automáticos de La Paz Sociedad Anónima (TASA), fundada en 1941, que empezó sus operaciones con apenas 2.000 líneas telefónicas, en una ciudad en crecimiento.
Con los años, la demanda por el servicio de telefonía fija aumentó y surgieron nuevas empresas privadas en distintos puntos del país. Sin embargo, fue en 1985, con la implementación del Decreto Supremo Nº 21060 bajo el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, que Bolivia vivió una transformación profunda: las empresas de telefonía fueron convertidas en cooperativas, para descentralizar su gestión y alejarlas del control político y burocrático. Así, TASA se transformó en la Cooperativa de Teléfonos La Paz (COTEL R.L.), y otras ciudades siguieron el mismo camino.
Hoy, Bolivia cuenta con un Sistema Cooperativo de Telecomunicaciones de al menos 15 cooperativas del rubro, COTEL R.L. de La Paz, COMTECO R.L. de Cochabamba, COTAS R.L. de Santa Cruz, COTEOR R.L. de Oruro, COTES R.L. de Sucre, COSETT R.L. de Tarija, COTEAUTRI R.L. de Trinidad, COTERI R.L. de Riberalta, COTECO R.L. Cobija, COTEGUA R.L. de Guayaramerin, COTEVI R.L. Villazón, COTABE R.L. Bermejo, COTEMO de Santa Ana y COSEU de Uyuni. Sin contar con datos oficiales de la Autoridad de Fiscalización y Control de Cooperativas (AFCOOP), es probable que existan otras cooperativas activas o inactivas en distintos puntos del país.
Aunque su origen fue la telefonía fija, estas cooperativas tuvieron que adaptarse a los cambios tecnológicos globales. Así expandieron su oferta de servicios a televisión por cable, internet por fibra óptica o Wi-Fi, combinando actualizaciones administrativas como la facturación electrónica, y atención virtual. A diferencia de las empresas públicas-privadas, las cooperativas tienen la misión de brindar un servicio al costo, priorizando la inclusión antes que la rentabilidad. Este modelo ha permitido, por ejemplo, que zonas periféricas o con menor densidad poblacional tengan acceso a estos servicios.
Sin embargo, no todo ha sido progreso. Muchas cooperativas enfrentan hoy graves desafíos estructurales y operativos, siendo uno de los principales la caída en el uso de la telefonía fija. El número de líneas alcanzó su punto más alto en 2015, con 792.978 líneas activas y para el tercer trimestre de 2024, esta cifra descendió a 379.952 líneas, representando una caída del 52%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En contrapartida, la telefonía móvil ha crecido de forma exponencial, alcanzando las 12.096.226 líneas al tercer trimestre de 2024.
Esta transición ha golpeado duramente los ingresos y la sostenibilidad financiera de las cooperativas. A ello se suma una gestión administrativa muchas veces deficiente, conflictos laborales, y serias denuncias de corrupción que afectan la credibilidad del sistema.
A pesar de estos desafíos, algunas cooperativas han logrado destacarse. Por ejemplo, COTAS R.L., en su 64º aniversario, informó que cuenta con una red de fibra óptica de más de 1.500 km en Santa Cruz y que ofrece servicios de televisión satelital, marcando su paso definitivo de una era analógica a una totalmente digital. Por su parte, COTEL R.L. incorporó desde 2005 paquetes de internet y televisión, una tendencia seguida por la mayoría de las cooperativas.
En el marco de la investigación colectiva en curso sobre el cooperativismo en Bolivia, desarrollada por el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS), con el apoyo de We Effect, que busca realizar un diagnóstico integral del sector cooperativo y visibilizar su diversidad en el país. En este 2025, declarado Año Internacional de las Cooperativas por la ONU.