martes 25 febrero, 2025
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Equipo de investigación sobre Cooperativismo de Bolivia. IPDRS

En el marco de la investigación colaborativa sobre Cooperativismo en Bolivia, en conmemoración al Año Internacional de Cooperativas 2025, que promueve el Instituto para el Desarrollo Rural en Sudamérica (IPDRS) junto a We Effect, el pasado 21 de febrero en La Paz, se llevó a cabo la reunión con el equipo investigador donde se analizó la situación actual del cooperativismo en el país.

Con una estrategia metodológica que abordará los diferentes sectores del cooperativismo, la investigación contará con la contribución de las y los siguientes investigadores: la antropóloga Elizabeth López, especializada en problemáticas socioambientales y una basta producción investigativa, se encargará de la aproximación al cooperativismo minero; el abogado Miguel Peñaranda, con amplia experiencia en cooperación al desarrollo con enfoque en políticas públicas, se enfocará en el diagnóstico del marco normativo y jurídico del cooperativismo; el agrónomo David Cahuana, experto en cooperativismo agropecuario, lidero la central de cooperativas El Ceibo RL. se encargará de este tema; el sociólogo Luis Alemán, especialista en temas del sector transporte y con una amplia trayectoria de investigador, se encargará del cooperativismo del sector transporte y la economista Karen Mercado, experta en temas socioambientales vinculadas a la economía social y comunitaria, junto al abogado Bernardo Vargas, especialista en gestión pública y experiencia con el sector cooperativismo del país, se encargarán de la aproximación del cooperativismo en servicios.

Desde la perspectiva de las y los investigadores, respecto a la convicción del cooperativismo y la economía plural, se reconoce la importancia del marco normativo general, pero también se señala que este marco no se implementó cabalmente, no favorece a todos los sectores de manera equitativa, ni reconoce las particularidades que definen a cada sector. Esta falta de especificidad genera una interpretación heterogénea de la normativa, que podría estar afectando a la efectividad del cooperativismo. Además, se destacó que el cooperativismo ha surgido históricamente como respuesta ante la ausencia del Estado en diversos ámbitos.

Aunque una de las expectativas de la investigación es articular el sentido del cooperativismo con las subjetividades que se intentaron reconocer con la plurinacionalidad y el pluralismo jurídico y económico, los valores cooperativos en las décadas de historia del movimiento cooperativo se han ido desgastando y hasta desapareciendo. Entre aquellos que aún están vigentes tenemos a la solidaridad y la ayuda mutua como ejes del tejido social cooperativo. Y este horizonte suscita una reflexión que habrá que compartir con las y los actores sociales, ¿Cómo ha evolucionado la educación cooperativa? ¿El movimiento cooperativo ha cristalizado un proyecto de unificación y articulación de sectores? ¿Se ha desarrollado un peculiar modelo cooperativo en el contexto de la economía plural?

A través de sus indagaciones iniciales, las y los investigadores también señalan los principales desafíos y oportunidades que enfrenta el movimiento cooperativo boliviano en la actualidad. Uno de los desafíos más importantes es la necesidad de fortalecer las estructuras orgánicas de las cooperativas. Muchas de ellas se encuentran acéfalas y experimentan problemas internos derivados de la falta de liderazgo y una gestión inadecuada. Además, las cooperativas, al estar bajo el régimen de Responsabilidad Limitada (SR) según la legislación vigente, deben cumplir con las mismas obligaciones fiscales que una sociedad de responsabilidad limitada, lo que representa una carga considerable. Esta situación ha llevado a algunos grupos sociales a optar por la creación de organizaciones sociales y asociaciones en lugar de constituirse como cooperativa u empresas, para evitar las restricciones y obligaciones fiscales.

Grupo de trabajo. IPDRS

Otro de los puntos críticos en el análisis es la disparidad en las preferencias impositivas dentro del sector cooperativo, especialmente en el ámbito minero. Las cooperativas mineras disfrutan de mayores beneficios fiscales en comparación con otras cooperativas de diferentes sectores, lo que evidencia un desequilibrio en el apoyo estatal a favor de unos y en detrimento de otros.

El abordaje que combina lo peculiar a cada sector y la lectura panorámica al movimiento cooperativo promete mostrar finos hilos de análisis social. Mientras el sector agropecuario observa con preocupación el agotamiento de sus generaciones, la perspectiva de los más jóvenes por abandonar las faenas agrícolas -que no la vida rural-; el sector de transporte ve la masificación de sus organizaciones, plagadas de jóvenes de origen rural que han accedido a un limitado nivel educativo y, habiendo abandonado la trayectoria organizativa campesina o indígena de sus familias y comunidades, recurren a la organización cooperativa en el transporte como una forma de enfrentar la precariedad en centros poblados y ciudades.

Sin embargo, también se identifican importantes oportunidades para el cooperativismo. Se observa una creciente disposición para trabajar con la cooperación internacional, lo que representa una oportunidad clave para fortalecer y apoyar a las cooperativas en diversas áreas, desde la capacitación hasta el acceso a recursos financieros y técnicos.

En cuanto a las tendencias y los cambios que podrían afectar al cooperativismo en los próximos años, se destacó que la coyuntura económica del país está influyendo de manera significativa. En particular, el sector transporte se ve afectado por la inflación, lo que impacta en los costos operativos. Por otro lado, el sector de las comunicaciones se enfrenta a retos derivados de la rápida evolución tecnológica y la digitalización, lo que exige una adaptación constante. A nivel global, fenómenos como el cambio climático también tienen efectos directos sobre las cooperativas agropecuarias, que enfrentan retos adicionales relacionados con la sostenibilidad y los impactos ambientales en su producción.

La vigencia del cooperativismo radicó en la década de los 80 cuando la sociedad boliviana asumía el desafío de superar el autoritarismo político y también democratizar la economía. Los ajustes estructurales vividos han impactado profundamente en el tejido social, individualizando los modos de vida, convivencia y búsqueda de mejores condiciones; no obstante, a la actualidad aún funcionan una diversidad de espacios y organismos que nos muestran que la ayuda mutua es una estrategia siempre vigente.

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