El día 15 de noviembre de 2024, en la ciudad de La Paz, se llevó a cabo la presentación de la investigación “Contribuciones de las áreas naturales, Áreas Protegidas y Territorios Indígenas de Bolivia al bienestar y la vida de las personas”. El evento organizado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible – SDSN, contó con la presencia de las y los investigadores responsables, a la cabeza de Lykke E. Andersen, además de Ruth Suxo como representante del Servicio Nacional de Áreas Protegidas – SERNAP.
La presentación de los resultados inició con una reflexión sobre el dilema entre ponerle precio o no a la Naturaleza, sus bienes y sus funciones. Si bien Likke E. Andersen señaló que es absurdo intentar determinar un precio, por lo menos es necesario estimarlo para que la contabilidad ambiental no quede en cero y se valoren todas las funciones naturales que sostienen la Vida y los ecosistemas a nivel mundial.
En este entendido, se hizo referencia a la explotación de los bienes naturales como una forma de aprovechamiento del capital natural que solo podrá convertirse en capital económico a través de la estimación de precios. Los y las expositoras dejaron claro y recalcaron en varias oportunidades que la idea no es mercantilizar la Naturaleza, sino darle valor – económico – a su Contribución Anual a través de una territorialización de las funciones cuantificadas. El estudio fue realizado a través de la metodología KIP – INCA (Knowledge Innovation Platform – Integrated Natural Capital Accounting/ Plataforma de Innovación del Conocimiento – Contabilidad Integrada del Capital Natural), validada por la Unión Europea. En primera instancia se seleccionaron 10 funciones cuantificables, se estimaron sus valores económicos y finalmente se tradujo toda esa información en mapas que evidenciaban el potencial de las Áreas Protegidas – AP, los Territorios Indígenas Originarios Campesinos – TIOC y la intersección entre AP y TIOC.
Para cada una de las 10 funciones cuantificadas se estimaron dos valores, el Beneficio Local Anual Actual – BLAA y el Valor Económico Total Anual Potencial – VETAP. Entre ambos indicadores, el estudió pretende dar una referencia sobre el potencial que no está siendo aprovechado, o que podría mejorar su aprovechamiento, de las funciones naturales estudiadas. Es así que el Almacenamiento y secuestro de Carbono, así como el Mantenimiento de hábitats y especies, son funciones que se estarían cumpliendo en Bolivia sin recibir ningún tipo de beneficio económico.
También se hizo referencia a las amenazas que afectan al VETAP de las funciones cuantificadas. Como ejemplo se mencionaron a los incendios forestales y la deforestación que reducen drásticamente la cantidad de árboles y por tanto disminuyen la capacidad de almacenamiento y secuestro de carbono. También se abordaron los extractivismos que afectan funciones de provisión de frutos del bosque, madera, agua para energía y consumo, cultivos y pesca, ya que cuando no se realizan de manera armoniosa con la Naturaleza afectan el equilibrio que sostiene la Vida.
Por otro lado, el SERNAP reafirmó la importancia de las AP y TIOC, haciendo propicia la oportunidad para presentar preliminarmente el “Pasaporte de Áreas Protegidas”, que es un mecanismo de donación para mejorar la gestión de estas áreas. Por una donación anual, las personas que adquieran este Pasaporte podrán tener acceso a las 17 áreas protegidas acondicionadas para el turismo durante todo ese año.
A modo de conclusión, es importante mencionar que la presentación finalizó con el reiterado recordatorio de que la idea no es mercantilizar ningún bien o función de la Naturaleza, por el contrario, busca visibilizar el valor y la importancia de cuidar las áreas protegidas nacionales, departamentales, municipales y territorios indígenas, entendiendo que en ellas la Naturaleza interactúa con las personas que las habitan.
Esta situación nos insta a cuestionar las nociones hegemónicas de valor. En lo que concierne a las funciones de la naturaleza, no es posible hacer un intercambio proporcional entre lo que nos brinda y lo que le devolvemos, por lo que su valoración debe darse desde el servicio que brinda para que la humanidad subsista. Desde ese panorama, el asignarle un valor económico realmente es absurdo, como mencionó Lykke E. Andersen, por lo que este tipo de ejercicios deben servirnos para valorar lo imprescindible de la Naturaleza, sus bienes y funciones, y no así para tener justificativos que “evidencien” la sostenibilidad del extractivismo o que a través de estos se estimen compensaciones a daños irremediables.
Asimismo, es importante que iniciativas que buscan promover el turismo nacional en áreas protegidas, así como la mejora de su gestión, tomen en cuenta la autodeterminación indígena y las estructuras orgánicas territoriales. En nuestro país existen más de 40 millones de hectáreas, donde habitan indígenas, campesinas, campesinos, entre otros y otras sujetas, que cuentan con un nivel de protección, por lo que cualquier iniciativa que incluya estos territorios debe ser con participación plena y efectiva de todos y todas sus habitantes.