Las comunidades pastoriles altoandinas han construido históricamente sus territorios a partir de una movilidad espacial vinculada a la crianza de camélidos y al aprovechamiento de distintos pisos ecológicos, configurando una relación integral entre economía, organización social y cultura. En la actualidad, el cambio climático ha intensificado la sequía, reducido la disponibilidad de agua y afectado gravemente los pastizales, generando un aumento en la mortandad c ... Leer más
Las comunidades pastoriles altoandinas han construido históricamente sus territorios a partir de una movilidad espacial vinculada a la crianza de camélidos y al aprovechamiento de distintos pisos ecológicos, configurando una relación integral entre economía, organización social y cultura. En la actualidad, el cambio climático ha intensificado la sequía, reducido la disponibilidad de agua y afectado gravemente los pastizales, generando un aumento en la mortandad camélida y poniendo en riesgo la sostenibilidad de estos sistemas de vida. Frente a este escenario, las respuestas estatales y normativas resultan insuficientes debido al limitado conocimiento sobre las dinámicas locales, mientras que las comunidades han recurrido a prácticas ancestrales de adaptación, como la rotación del pastoreo, la gestión comunitaria del agua y la reserva de forraje. La articulación entre saberes locales y políticas públicas emerge así como una condición fundamental para enfrentar de manera sostenible los efectos del cambio climático en los territorios pastoriles andinos.
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