La pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia la vulnerabilidad estructural de la seguridad alimentaria en el Perú, al profundizar desigualdades preexistentes en el acceso, la disponibilidad, la calidad nutricional y la estabilidad de los alimentos. El documento analiza estos cuatro componentes desde una perspectiva integral, mostrando que, aunque no se registran inicialmente problemas graves de abastecimiento, la crisis económica, la pérdida masiva de empleos y la ... Leer más
La pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia la vulnerabilidad estructural de la seguridad alimentaria en el Perú, al profundizar desigualdades preexistentes en el acceso, la disponibilidad, la calidad nutricional y la estabilidad de los alimentos. El documento analiza estos cuatro componentes desde una perspectiva integral, mostrando que, aunque no se registran inicialmente problemas graves de abastecimiento, la crisis económica, la pérdida masiva de empleos y la insuficiencia de políticas públicas agrarias amenazan con incrementar el hambre, la pobreza y la malnutrición, especialmente en las zonas rurales y entre los sectores de menores ingresos. Asimismo, el texto advierte sobre la alta dependencia de importaciones, la concentración de la agroindustria y el limitado apoyo estatal a la agricultura familiar, señalando que la prolongación de la crisis puede derivar en un deterioro sostenido de la dieta y la salud pública. En este contexto, se plantea la necesidad urgente de reorientar las políticas agrarias y alimentarias hacia un enfoque de seguridad alimentaria de largo plazo, que priorice la producción nacional, la equidad social y el fortalecimiento de los pequeños productores.
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