La ganadería familiar en Uruguay ha demostrado una notable capacidad de resistencia frente a sucesivas crisis económicas y transformaciones estructurales del sector agropecuario, aunque su peso dentro de la estructura agraria nacional ha disminuido de manera sostenida desde mediados del siglo XX. Pese a la implementación de políticas públicas diferenciadas a partir de 2005, orientadas al desarrollo rural, al acceso a la tierra y al fortalecimiento institucional, la expansión del agronegocio, la concentración y extranjerización de la tierra y el modelo productivista dominante continúan limitando las posibilidades de reproducción social de los productores familiares. En este contexto, la ganadería cumple un rol central en la identidad y las estrategias de subsistencia de la producción familiar, mientras que el acceso a la tierra, el financiamiento y la co-construcción de políticas públicas y tecnologías apropiadas se consolidan como ejes estratégicos para sostener territorios campesinos y avanzar hacia modelos alternativos orientados a la soberanía alimentaria y la sustentabilidad del campo uruguayo.