La cadena industrial de la carne en Brasil se configura como un sistema altamente concentrado y globalizado que genera profundos impactos sociales, ambientales y territoriales, beneficiando a un reducido grupo de corporaciones mientras traslada los costos a comunidades rurales, trabajadores y ecosistemas. Desde los monocultivos de soja y maíz transgénicos destinados a la alimentación animal hasta la ganadería extensiva y los frigoríficos, el proceso productivo se so ... Leer más
La cadena industrial de la carne en Brasil se configura como un sistema altamente concentrado y globalizado que genera profundos impactos sociales, ambientales y territoriales, beneficiando a un reducido grupo de corporaciones mientras traslada los costos a comunidades rurales, trabajadores y ecosistemas. Desde los monocultivos de soja y maíz transgénicos destinados a la alimentación animal hasta la ganadería extensiva y los frigoríficos, el proceso productivo se sostiene en la expansión del agronegocio, la apropiación de tierras públicas, el despojo de comunidades campesinas e indígenas, el trabajo precario y la degradación de biomas estratégicos como el Cerrado y la Amazonía. El fuerte respaldo del Estado, a través de políticas de financiamiento y consolidación empresarial, ha reforzado la concentración económica y el poder político de grandes grupos frigoríficos, debilitando la democracia y postergando la reforma agraria. En conjunto, el análisis evidencia que el modelo dominante de producción de carne prioriza la rentabilidad y la exportación por encima de la justicia social, la soberanía alimentaria y la sostenibilidad, planteando la necesidad urgente de transformaciones estructurales que fortalezcan la agricultura familiar y los sistemas alimentarios justos.
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