La crisis provocada por la pandemia del COVID-19 dejó al descubierto las profundas contradicciones del modelo agroexportador en Paraguay, evidenciando una severa fragilidad alimentaria en un país con abundantes recursos naturales y alta capacidad productiva. A pesar de ser uno de los principales productores mundiales de soja y carne, amplios sectores de la población enfrentan hambre, malnutrición y precariedad, como resultado de una estructura agraria altamente conce ... Leer más
La crisis provocada por la pandemia del COVID-19 dejó al descubierto las profundas contradicciones del modelo agroexportador en Paraguay, evidenciando una severa fragilidad alimentaria en un país con abundantes recursos naturales y alta capacidad productiva. A pesar de ser uno de los principales productores mundiales de soja y carne, amplios sectores de la población enfrentan hambre, malnutrición y precariedad, como resultado de una estructura agraria altamente concentrada que prioriza la exportación y los intereses de una élite terrateniente nacional y extranjera. La exclusión de la soja en los kits de alimentos distribuidos por el Estado simboliza la desconexión entre el modelo productivo dominante y las necesidades alimentarias reales de la población, así como la pérdida de soberanía alimentaria. En este contexto, la emergencia sanitaria reveló no solo la desigualdad social y territorial, sino también la dependencia externa, el encarecimiento de los alimentos básicos y la incapacidad del mercado para garantizar el derecho a la alimentación de la mayoría de la población paraguaya.
Compártelo en tus redes sociales