La declaración del Año Internacional de la Agricultura Familiar en 2014 representa una oportunidad estratégica para posicionar globalmente el papel crucial que desempeñan las pequeñas explotaciones agrícolas en la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ambiental. Desde una perspectiva multisectorial, la agricultura familiar se reafirma como un sistema productivo diverso, resiliente y fundamental para la estabilidad económica y ecológica del planeta, sustentando al menos al 70% de la población mundial y generando impactos más efectivos en la disminución de la pobreza que otros sectores. La articulación de más de 360 organizaciones en torno al Foro Rural Mundial ha impulsado una agenda internacional orientada a fortalecer políticas públicas, incrementar inversión en zonas rurales, visibilizar el rol de las mujeres rurales, ampliar oportunidades de empleo juvenil y consolidar capacidades técnicas en los territorios. La conformación de Comités Nacionales en numerosos países —con acciones de incidencia, formación, investigación y coordinación con gobiernos— evidencia que la agricultura familiar es un eje estratégico para revitalizar los territorios, fortalecer la soberanía alimentaria y construir un futuro rural sostenible basado en la corresponsabilidad entre sociedad civil, instituciones públicas y comunidades agrícolas.