Plantear la relación entre mujeres y desarrollo rural en el Perú implica asumir que la creciente visibilidad de lo rural podrá traducirse en políticas específicas para las mujeres, algo que está lejos de ser evidente. Esta perspectiva descansa en supuestos exigentes: que la investigación logrará superar décadas de dispersión conceptual, que las políticas públicas incorporarán la agenda de género más allá del enfoque familiar, y que las organizaciones rurales podrán construir plataformas comunes de incidencia. Sin embargo, persisten vacíos significativos: escasez de estudios sistemáticos, débil articulación institucional y agendas fragmentadas. El reto es convertir el renovado interés por lo rural en una estrategia capaz de otorgar centralidad a las mujeres en las políticas de desarrollo del país.