Las microfinanzas rurales en Sudamérica surgieron como una alternativa para apoyar a pequeños productores excluidos del sistema financiero formal, pero después de tres décadas aún enfrentan desafíos estructurales que limitan su impacto en el desarrollo rural. Aunque han logrado profesionalizarse, captar recursos del mercado y establecer buenas prácticas, la cobertura sigue siendo insuficiente y la focalización poco sistemática. El caso de FONDECO en Bolivia muestra tanto los avances institucionales - sostenibilidad financiera, diversificación crediticia, herramientas de gestión de riesgo, fortalecimiento documental y productivo de las familias - como las dificultades persistentes derivadas del alto riesgo agrícola, la falta de seguros, la vulnerabilidad climática y la presión de financiadores que penalizan reprogramaciones necesarias. El reto es demostrar que estas instituciones pueden consolidarse como un instrumento eficaz para mejorar la calidad de vida campesina sin sacrificar su misión social frente a las exigencias del mercado.