La crisis climática se manifiesta de forma cada vez más severa en el norte amazónico boliviano, afectando directamente los medios de vida de las familias campesinas e indígenas que dependen del aprovechamiento sostenible del bosque y de la producción agroforestal. Las sequías prolongadas, el aumento sostenido de las temperaturas, la deforestación y la expansión de la ganadería extensiva han alterado los ciclos hidrológicos y productivos, provocando una drástic ... Leer más
La crisis climática se manifiesta de forma cada vez más severa en el norte amazónico boliviano, afectando directamente los medios de vida de las familias campesinas e indígenas que dependen del aprovechamiento sostenible del bosque y de la producción agroforestal. Las sequías prolongadas, el aumento sostenido de las temperaturas, la deforestación y la expansión de la ganadería extensiva han alterado los ciclos hidrológicos y productivos, provocando una drástica reducción en cultivos clave como el plátano, fundamental tanto para el autoconsumo como para la generación de ingresos. Entre 2020 y 2021, la irregularidad de las lluvias y los vientos tardíos ocasionaron pérdidas de hasta el total de la producción, agravando la vulnerabilidad económica de familias ya golpeadas por la pandemia del Covid-19. A ello se suma la precariedad de los mercados, la ausencia de incentivos productivos, la falta de apoyo técnico y de políticas públicas orientadas a la adaptación climática, lo que expone la urgencia de asumir la protección de la Amazonía como una responsabilidad colectiva y de fortalecer modelos de desarrollo rural que articulen sostenibilidad ambiental, justicia económica y reconocimiento del rol de las comunidades locales en la conservación de los bosques.
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