La transformación de la agricultura familiar bajo la globalización y la apertura comercial ha reconfigurado profundamente la vida de las juventudes rurales en América Latina, generando nuevas desigualdades y modificando las trayectorias educativas y laborales. El estudio muestra que la reconcentración de la tierra, la expansión del trabajo asalariado de baja calificación, la desarticulación de las economías familiares y la creciente integración de los territorios rurales a mercados globales han impulsado procesos simultáneos de expulsión y atracción de jóvenes hacia modalidades diversas de empleo, muchas veces precarias y desligadas del predio familiar. A través del caso de Tierra Blanca, en Costa Rica, se evidencia cómo la proletarización juvenil, la pérdida del acceso a recursos productivos y la persistencia de patrones patriarcales limitan la permanencia de los jóvenes en la agricultura familiar y comprometen la sostenibilidad de los agrosistemas. Frente a este escenario, el análisis subraya la urgencia de generar oportunidades económicas, educativas y organizativas que permitan a las y los jóvenes construir proyectos de vida viables dentro de sus territorios, garantizando así el relevo generacional y la continuidad de sistemas agrícolas social y ambientalmente sostenibles.