Comprender la evolución de las instituciones agrarias en Venezuela implica reconocer cómo la renta petrolera moldeó durante un siglo la relación del país con su agricultura. El documento muestra que, a diferencia de otros países sudamericanos, Venezuela pasó rápidamente de una economía agroexportadora en decadencia a un modelo petrolero que relegó al campo a un rol subsidiado y marginal. Desde los años veinte, la modernización —carreteras, ferrocarriles, nu ... Leer más
Comprender la evolución de las instituciones agrarias en Venezuela implica reconocer cómo la renta petrolera moldeó durante un siglo la relación del país con su agricultura. El documento muestra que, a diferencia de otros países sudamericanos, Venezuela pasó rápidamente de una economía agroexportadora en decadencia a un modelo petrolero que relegó al campo a un rol subsidiado y marginal. Desde los años veinte, la modernización —carreteras, ferrocarriles, nuevas tecnologías, créditos y criterios administrativos centralizados— transformó las formas tradicionales de producción y alteró profundamente los territorios rurales. Sin embargo, este proceso no fortaleció a los campesinos: persistieron el latifundio, la desigualdad en la tenencia de la tierra, la dependencia de importaciones y una visión institucional paternalista que trataba al agricultor como un sujeto atrasado al que había que disciplinar mediante extensión y experimentación. El desafío que emerge del repaso histórico es demostrar que el país puede superar esta herencia rentista y construir instituciones capaces de fomentar una agricultura sostenible, autónoma y articulada con las necesidades reales de su población rural.
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