El modelo de desarrollo extractivista dominante en Sudamérica ha generado impactos ambientales y sociales profundos que afectan de manera diferenciada a las mujeres, quienes enfrentan mayores niveles de despojo territorial, precarización de la vida y vulneración de derechos. Frente a este escenario, las mujeres indígenas, campesinas y territoriales han construido enfoques alternativos que conciben los territorios como totalidades vivas, integrando dimensiones sociales, culturales, ambientales y corporales en la defensa de la tierra, el agua y los bienes comunes. Desde perspectivas como el ecofeminismo y el paradigma cuerpo-territorio, estas luchas cuestionan la lógica patriarcal y mercantil del extractivismo, y proponen formas de autogestión, soberanía alimentaria y manejo comunitario de los recursos naturales. En conjunto, estas experiencias plantean alternativas al desarrollo hegemónico, orientadas a la sostenibilidad, la justicia social y la reproducción de la vida, tanto humana como no humana, en los territorios latinoamericanos.