Abordar la pobreza rural en América Latina exige reconocer que sus raíces son históricas y estructurales, ligadas a la concentración de la tierra y del poder político. Las estrategias impulsadas durante el siglo XX, primero estatistas y luego neoliberales, lejos de resolver este problema, han demostrado no poder transformar las desigualdades profundas del campo latinoamericano. Plantear una nueva estrategia supone enfrentar preguntas cruciales sobre el papel y el de ... Leer más
Abordar la pobreza rural en América Latina exige reconocer que sus raíces son históricas y estructurales, ligadas a la concentración de la tierra y del poder político. Las estrategias impulsadas durante el siglo XX, primero estatistas y luego neoliberales, lejos de resolver este problema, han demostrado no poder transformar las desigualdades profundas del campo latinoamericano. Plantear una nueva estrategia supone enfrentar preguntas cruciales sobre el papel y el destino del campesinado en la región, así como reconocer las tensiones entre modelos de desarrollo en disputa. El desafío actual es demostrar que es posible construir un enfoque que supere la exclusión agraria, combine reforma estructural, equidad social y políticas públicas activas, y que devuelva centralidad política a las poblaciones rurales como protagonistas del desarrollo, y no como beneficiarios pasivos de él.
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