La pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia la fragilidad estructural de las cadenas alimentarias en Europa, revelando profundas desigualdades sociales, económicas y territoriales incluso en países de altos ingresos. A partir de ejemplos del norte y sur de Europa, especialmente Italia y el Reino Unido, el documento analiza cómo las medidas de confinamiento alteraron los patrones de consumo, distribución y acceso a los alimentos, exponiendo la dependencia de larga ... Leer más
La pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia la fragilidad estructural de las cadenas alimentarias en Europa, revelando profundas desigualdades sociales, económicas y territoriales incluso en países de altos ingresos. A partir de ejemplos del norte y sur de Europa, especialmente Italia y el Reino Unido, el documento analiza cómo las medidas de confinamiento alteraron los patrones de consumo, distribución y acceso a los alimentos, exponiendo la dependencia de largas cadenas de suministro dominadas por grandes supermercados y su vulnerabilidad ante crisis sanitarias. Frente a este escenario, el texto destaca el rol de las redes sociales comunitarias, los pequeños proveedores locales y las cadenas cortas de abastecimiento como alternativas más resilientes y sostenibles, subrayando que la emergencia sanitaria no solo agravó problemas preexistentes como la inseguridad alimentaria, sino que también abrió una oportunidad para repensar políticas públicas orientadas a la diversificación del mercado alimentario, la sostenibilidad ambiental y el apoyo a los grupos más vulnerables.
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