Enfrentar el cambio climático en Sudamérica es, en esencia, un desafío político, económico y civilizatorio. Más allá de la creciente frecuencia e intensidad de los desastres naturales, la región se enfrenta a la paradoja de sufrir con mayor dureza los impactos de un fenómeno al que ha contribuido muy poco. Esto supone reconocer tres supuestos fundamentales: primero, que el cambio climático constituye una amenaza estructural contra el desarrollo de los países s ... Leer más
Enfrentar el cambio climático en Sudamérica es, en esencia, un desafío político, económico y civilizatorio. Más allá de la creciente frecuencia e intensidad de los desastres naturales, la región se enfrenta a la paradoja de sufrir con mayor dureza los impactos de un fenómeno al que ha contribuido muy poco. Esto supone reconocer tres supuestos fundamentales: primero, que el cambio climático constituye una amenaza estructural contra el desarrollo de los países sudamericanos; segundo, que responder a esta amenaza requiere construir un marco de negociación internacional justo, vinculante y basado en responsabilidades diferenciadas; y tercero, que la región debe repensar sus capacidades de adaptación, cooperación y transformación productiva. El reto para Sudamérica es demostrar que puede participar activamente en acuerdos que garanticen justicia climática, financiamiento y transferencia tecnológica, y así evitar que el peso de la crisis recaiga, una vez más, sobre los sectores más vulnerables.
Compártelo en tus redes sociales