La zafra de la castaña en el norte amazónico boliviano durante el periodo 2021–2022 se desarrolló en un contexto marcado por la crisis sanitaria del COVID-19, la precariedad económica y la persistente vulnerabilidad de las comunidades campesinas e indígenas dedicadas a esta actividad extractiva sostenible. A pesar de los altos niveles de contagio y de las dificultades para acceder a servicios de salud, las familias zafreras continuaron trabajando como una estrategia de subsistencia frente a la caída de ingresos y la falta de alternativas económicas. Tras varios años de fuerte deterioro de los precios, la articulación y negociación de las organizaciones campesinas e indígenas permitió lograr una mejora significativa en el valor de la castaña, generando mayores incentivos para la continuidad de la actividad. No obstante, esta recuperación convive con amenazas estructurales como la deforestación, el avance de monocultivos, la minería aurífera, los incendios forestales y la ausencia de políticas públicas ambientales, lo que plantea el desafío de fortalecer la organización territorial y la valorización del aprovechamiento sostenible del bosque como base para el bienestar social, la protección ambiental y la mitigación del cambio climático en la Amazonía.