El crecimiento acelerado de la agroindustria brasileña refleja una transformación profunda del mayor país de Sudamérica, impulsada por tecnología estatal, expansión territorial y una estrategia clara de añadir valor a la producción. El documento muestra que Brasil, pese a ser hoy un país mayoritariamente urbano, ha logrado convertir regiones antes consideradas infértiles —como el Cerrado o el Matopiba— en polos agrícolas altamente productivos gracias a la ... Leer más
El crecimiento acelerado de la agroindustria brasileña refleja una transformación profunda del mayor país de Sudamérica, impulsada por tecnología estatal, expansión territorial y una estrategia clara de añadir valor a la producción. El documento muestra que Brasil, pese a ser hoy un país mayoritariamente urbano, ha logrado convertir regiones antes consideradas infértiles —como el Cerrado o el Matopiba— en polos agrícolas altamente productivos gracias a la investigación de Embrapa. Este avance permitió incrementar la producción sin ampliar masivamente la frontera agrícola, elevando la competitividad de granos, carnes y biocombustibles en los mercados globales. Sin embargo, el modelo enfrenta desafíos estructurales: transporte caro y dependiente de carreteras, desigual acceso a crédito, vulnerabilidad frente a importaciones y conflictos con movimientos sociales como el MST. El reto para Brasil es demostrar que este desarrollo agroindustrial puede sostenerse con infraestructura adecuada, autonomía en insumos y una integración regional que no solo exporte materias primas, sino ciencia, tecnología e innovación capaces de transformar tanto la agricultura empresarial como la familiar.
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