La experiencia de la Granja Samiri en Bolivia evidencia el potencial de la cañahua como un cultivo estratégico para el desarrollo rural, la soberanía alimentaria y la revalorización de los saberes andinos, a partir de un modelo de emprendimiento familiar que integra producción orgánica, transformación, comercialización y relaciones justas con pequeños productores. A lo largo de su trayectoria, la granja ha logrado consolidar una cadena de valor basada en principios de equidad económica, respeto ambiental y fortalecimiento de la economía local, incorporando innovación productiva y acceso a mercados públicos como el subsidio de maternidad y lactancia. No obstante, el proceso ha estado marcado por desafíos vinculados a la formalización, la gestión de costos, la dependencia de mercados estatales y los impactos de crisis políticas y sanitarias. En este contexto, la experiencia de Samiri se presenta como un referente de desarrollo territorial sostenible, que articula identidad cultural, resiliencia económica y proyección hacia mercados diversificados, contribuyendo a la revalorización de la cañahua como patrimonio productivo y alimentario del país.