El balance regional sobre el acceso a la tierra y el territorio en Sudamérica evidencia un ciclo histórico marcado por la profundización del extractivismo, la expansión de la frontera agrícola y la creciente disputa por los recursos naturales, en un contexto de debilitamiento democrático y aumento de la violencia en el campo. A partir de una lectura comparativa de varios países de la región, se observa la persistencia de modelos de desarrollo que priorizan los intereses del capital y los mercados internacionales por encima de los derechos de las poblaciones rurales, campesinas, indígenas y afrodescendientes, generando despojo territorial, criminalización de las resistencias y degradación ambiental. Este escenario se expresa en conflictos por tierras colectivas, incendios provocados, concentración del poder estatal y prácticas antidemocráticas, al tiempo que emergen nuevas movilizaciones sociales que reafirman la defensa del territorio, la soberanía alimentaria y la autogestión comunitaria. El reto central para Sudamérica consiste en transitar hacia modelos alternativos de desarrollo rural que garanticen derechos, fortalezcan la democracia y reconozcan a los territorios y a sus poblaciones como sujetos políticos fundamentales.