Las movilizaciones de octubre de 2019 en Ecuador constituyen un punto de inflexión en la dinámica política y social del país, al evidenciar la profunda resistencia popular frente al retorno del modelo neoliberal y al debilitamiento del Estado. Este proceso se sostuvo sobre la articulación de tres pilares fundamentales: las comunidades indígenas en los territorios rurales, los barrios populares en los centros urbanos y el ágora como espacio de encuentro, deliberaci ... Leer más
Las movilizaciones de octubre de 2019 en Ecuador constituyen un punto de inflexión en la dinámica política y social del país, al evidenciar la profunda resistencia popular frente al retorno del modelo neoliberal y al debilitamiento del Estado. Este proceso se sostuvo sobre la articulación de tres pilares fundamentales: las comunidades indígenas en los territorios rurales, los barrios populares en los centros urbanos y el ágora como espacio de encuentro, deliberación y conducción política. La revuelta adquirió un carácter nacional al extenderse por las regiones andina y amazónica, paralizando actividades económicas y desbordando los marcos institucionales tradicionales. Asimismo, estos acontecimientos se inscriben en una oleada regional de protestas que se replicó posteriormente en Chile, Bolivia y Colombia, revelando la persistencia de profundas desigualdades estructurales en Sudamérica y la capacidad de los sectores populares para articular respuestas colectivas que cuestionan los límites del orden político y económico vigente.
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