El turismo se presenta como una posible alternativa para el desarrollo rural en contextos andinos, aunque su impacto resulta ambivalente y profundamente condicionado por la forma en que se inserta en las dinámicas comunitarias. Si bien la actividad turística puede dinamizar las economías locales mediante la valorización de atractivos culturales, naturales y arqueológicos, en numerosos casos ha generado procesos de mercantilización de la cultura, pérdida de valores ... Leer más
El turismo se presenta como una posible alternativa para el desarrollo rural en contextos andinos, aunque su impacto resulta ambivalente y profundamente condicionado por la forma en que se inserta en las dinámicas comunitarias. Si bien la actividad turística puede dinamizar las economías locales mediante la valorización de atractivos culturales, naturales y arqueológicos, en numerosos casos ha generado procesos de mercantilización de la cultura, pérdida de valores comunitarios y subordinación de las poblaciones rurales a las lógicas del mercado. Las experiencias observadas en Bolivia y Perú evidencian tensiones entre emprendimientos controlados por actores externos, que cosifican la vida comunitaria y reducen a los comunarios a mano de obra, y aquellas iniciativas de turismo comunitario que logran mayor autogestión y participación local. En este escenario, el turismo rural aparece como una alternativa viable solo cuando se sustenta en el control comunitario, el respeto a la cultura y el territorio, y un acompañamiento técnico que permita fortalecer la autonomía local sin erosionar las bases culturales que le dan sentido.
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