La Amazonía brasileña enfrenta un proceso acelerado de privatización impulsado por la hegemonía política de los sectores ruralistas y por un entramado de intereses económicos, legales y geoestratégicos que favorecen la apropiación privada de tierras públicas. A través de reformas normativas, amnistías ambientales y la legalización de ocupaciones ilegales, se debilitan las Unidades de Conservación y se profundiza la deforestación, acompañada de una creciente violencia contra campesinos, pueblos indígenas y comunidades tradicionales. Este proceso se vincula tanto a la especulación con la tierra como a la apertura de territorios estratégicos a la minería y al capital transnacional, en un contexto de disputa por la soberanía sobre recursos naturales clave. La ausencia de un debate nacional y la desarticulación de las fuerzas sociales de resistencia configuran un escenario crítico para la conservación ambiental y la autodeterminación territorial en Brasil.