La agricultura resiliente al clima surge como una respuesta necesaria frente a los crecientes efectos del cambio climático, la degradación ambiental y las limitaciones del modelo agrícola industrial, proponiendo integrar la tecnología moderna con los saberes ancestrales de los pueblos para fortalecer la producción alimentaria. Este enfoque cuestiona la lógica productivista heredada de la Revolución Verde y plantea la agricultura como un sistema dinámico capaz de resistir, adaptarse y rehacerse ante perturbaciones climáticas, económicas y sociales. Al mismo tiempo, destaca la importancia de la planificación agrícola, la reducción de desperdicios y la optimización de la eficiencia humana por encima de la maximización de beneficios económicos. En conjunto, la agricultura resiliente al clima se presenta como una alternativa conceptual y práctica orientada a garantizar la seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y la justicia social, especialmente en contextos latinoamericanos vulnerables.