El análisis de la triple frontera amazónica entre Bolivia, Brasil y Perú revela un territorio profundamente marcado por la superposición de políticas extractivistas, débil presencia estatal y dinámicas sociales que desbordan las divisiones nacionales. A pesar de que la región alberga importantes territorios indígenas, áreas de conservación y un creciente número de asentamientos, la presión de actividades como la tala ilegal, la minería aurífera, la expansi ... Leer más
El análisis de la triple frontera amazónica entre Bolivia, Brasil y Perú revela un territorio profundamente marcado por la superposición de políticas extractivistas, débil presencia estatal y dinámicas sociales que desbordan las divisiones nacionales. A pesar de que la región alberga importantes territorios indígenas, áreas de conservación y un creciente número de asentamientos, la presión de actividades como la tala ilegal, la minería aurífera, la expansión hidrocarburífera y la construcción de infraestructura asociada a la IIRSA ha intensificado conflictos ambientales y desigualdades. Al mismo tiempo, la intervención estatal —centrada más en afirmar soberanía que en promover desarrollo rural— contrasta con prácticas locales de cooperación transfronteriza que, históricamente, han permitido a la población atender sus necesidades frente a la ausencia institucional. El documento destaca que la construcción de identidades y territorios compartidos, junto con iniciativas como MAP (Madre de Dios–Acre–Pando), abre posibilidades para una gobernanza trinacional más coherente; sin embargo, advierte que sin políticas diseñadas desde abajo, sensibles a las realidades pluriculturales y a las interdependencias cotidianas, la Amazonía fronteriza seguirá siendo un espacio marginalizado y vulnerable.
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