El análisis muestra que los procesos de descentralización en Sudamérica solo pueden comprenderse plenamente cuando se observan desde los territorios rurales, donde la urbanización acelerada, el debilitamiento institucional y los impactos del cambio climático generan tensiones que los gobiernos locales no siempre están en condiciones de gestionar. La experiencia recogida en Santa Cruz de la Sierra y en el municipio chiquitano de Concepción evidencia que, cuando la población logra disputar el poder político y participar directamente en la planificación, es posible avanzar hacia modelos de gestión pública más transparentes, articulados y sensibles a las necesidades de las comunidades campesinas. Sin embargo, esta dinámica también pone en relieve las limitaciones de las ONG, que con frecuencia reproducen lógicas tecnocráticas que terminan reforzando directrices centrales en lugar de empoderar a la ciudadanía. El documento subraya que fortalecer la descentralización requiere renovar estrategias de formación, promover liderazgos jóvenes, reconocer la diversidad cultural de los territorios y asumir un rol político activo en defensa de la equidad, la justicia y los derechos colectivos.