Los resultados electorales de 2014 en Ecuador revelan un quiebre en la aparente hegemonía política que Rafael Correa había consolidado tras su contundente victoria de 2013, evidenciando una pérdida significativa de apoyo en sectores urbanos estratégicos y en segmentos medios y populares. La disminución del voto a Alianza País —de un 62% en 2013 a un 37% en las elecciones locales de 2014—, junto con la derrota en bastiones históricos como Quito y Cuenca, muest ... Leer más
Los resultados electorales de 2014 en Ecuador revelan un quiebre en la aparente hegemonía política que Rafael Correa había consolidado tras su contundente victoria de 2013, evidenciando una pérdida significativa de apoyo en sectores urbanos estratégicos y en segmentos medios y populares. La disminución del voto a Alianza País —de un 62% en 2013 a un 37% en las elecciones locales de 2014—, junto con la derrota en bastiones históricos como Quito y Cuenca, muestra el desgaste de un liderazgo altamente personalista y la incapacidad del oficialismo para contener la reorganización de una derecha articulada a escala nacional y transnacional. Este retroceso se profundizó cuando la estrategia de campaña, centrada en la figura del propio Correa, no solo fracasó en revertir tendencias adversas, sino que amplificó el descontento en distintos territorios. En un escenario donde confluyen disputas sobre modelos de desarrollo, extractivismo y matriz productiva, lo que está en juego no es solo un resultado electoral, sino la viabilidad de un proyecto político que aspiraba a la hegemonía y que ahora enfrenta sus límites estructurales.
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