La región andino-amazónica, poseedora de una de las mayores reservas de agua dulce y energía fósil del planeta, enfrenta una creciente presión derivada de modelos extractivistas que profundizan la desigualdad, aceleran la deforestación y debilitan la sostenibilidad de los territorios indígenas y campesinos. La intensificación de la demanda global de materias primas ha reforzado su papel como proveedora de recursos, consolidando dinámicas de extranjerización de ... Leer más
La región andino-amazónica, poseedora de una de las mayores reservas de agua dulce y energía fósil del planeta, enfrenta una creciente presión derivada de modelos extractivistas que profundizan la desigualdad, aceleran la deforestación y debilitan la sostenibilidad de los territorios indígenas y campesinos. La intensificación de la demanda global de materias primas ha reforzado su papel como proveedora de recursos, consolidando dinámicas de extranjerización de la tierra, expansión hidrocarburífera y apertura de fronteras agrícolas en países como Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela. Estos procesos, impulsados por capitales internacionales y políticas estatales orientadas al crecimiento inmediato, generan conflictividad territorial y amenazan la integridad socioambiental de una región que alberga más de 385 pueblos indígenas. Frente a este escenario, se plantea la necesidad de fortalecer espacios democráticos y plurales de reflexión —como el Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural— capaces de articular respuestas colectivas que cuestionen el modelo extractivista y promuevan alternativas de desarrollo más equitativas y sostenibles.
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