Analizar el futuro de la quinua implica reconocer que, aunque Bolivia y Perú han disfrutado durante décadas de un casi monopolio productivo y de precios altos impulsados por la demanda global, hoy enfrentan desafíos estructurales que ponen en riesgo su posición internacional. El documento muestra que la expansión del cultivo en otros países, los límites ecológicos del altiplano, la baja productividad, la falta de investigación estratégica y la escasa industrialización generan una vulnerabilidad creciente, agravada por la degradación ambiental y la dependencia de exportar materia prima. Al mismo tiempo, destaca que asegurar el aprovechamiento pleno del “boom” de la quinua exige políticas de largo plazo, apoyo técnico e institucional, fortalecimiento de la agroindustria rural y una mayor promoción del consumo interno, para que este grano andino siga siendo motor de desarrollo y no una oportunidad perdida para las familias campesinas.