La expansión de los cultivos transgénicos en Sudamérica revela un proceso acelerado y profundamente desigual que redefine la agricultura regional. El documento muestra que, aunque la biotecnología se presenta como modernización y eficiencia, su implantación ha dependido de modelos productivos que favorecen monocultivos extensivos, concentración de tierras y dependencia tecnológica. Desde Argentina y Brasil hasta Paraguay, Uruguay, Bolivia y Colombia, los transgé ... Leer más
La expansión de los cultivos transgénicos en Sudamérica revela un proceso acelerado y profundamente desigual que redefine la agricultura regional. El documento muestra que, aunque la biotecnología se presenta como modernización y eficiencia, su implantación ha dependido de modelos productivos que favorecen monocultivos extensivos, concentración de tierras y dependencia tecnológica. Desde Argentina y Brasil hasta Paraguay, Uruguay, Bolivia y Colombia, los transgénicos se han difundido impulsados por intereses corporativos globales, en especial de Monsanto y de las grandes comercializadoras de soya, mientras los impactos ambientales, sociales y sanitarios se intensifican. La promesa de menores costos y uso reducido de agroquímicos contrasta con el aumento masivo de herbicidas, la destrucción de ecosistemas y el desplazamiento de comunidades. El desafío para la región es demostrar que puede regular, controlar y debatir democráticamente una tecnología cuyo avance ha superado las capacidades estatales y cuyos efectos ponen en cuestión la soberanía alimentaria, la biodiversidad y los derechos de los pueblos rurales.
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