Definir qué son las economías campesinas e indígenas implica reconocer que estos conceptos no se ajustan a las categorías convencionales del pensamiento económico moderno. Más allá de las simplificaciones habituales, su estudio se sostiene en tres supuestos fundamentales: que la economía campesina se articula desde la equivalencia entre unidad familiar y unidad productiva, organizando su racionalidad en torno a la tierra, la subsistencia y una lógica defensiva f ... Leer más
Definir qué son las economías campesinas e indígenas implica reconocer que estos conceptos no se ajustan a las categorías convencionales del pensamiento económico moderno. Más allá de las simplificaciones habituales, su estudio se sostiene en tres supuestos fundamentales: que la economía campesina se articula desde la equivalencia entre unidad familiar y unidad productiva, organizando su racionalidad en torno a la tierra, la subsistencia y una lógica defensiva frente al mercado; que las economías indígenas no pueden entenderse como sistemas económicos separados, sino como parte inseparable de una vida comunitaria donde el territorio, la espiritualidad y la reciprocidad definen la reproducción social; y que ambas formas económicas desafían, desde su propia coherencia interna, los parámetros del comportamiento empresarial y del intercambio mercantil. El reto para el análisis contemporáneo es demostrar que estas economías no representan rezagos del pasado, sino racionalidades vigentes, complejas y diversas, capaces de dialogar críticamente con el mercado sin disolverse en él.
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