miércoles 15 abril, 2009
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Asumir que Sudamérica puede enfrentar la crisis económica global sin mayores sobresaltos supone aceptar hipótesis que no son en absoluto evidentes: que la región resistirá mejor que las economías desarrolladas, que los Estados podrán sostener políticas contra cíclicas efectivas y que la caída del comercio mundial no afectará de manera profunda sus estructuras productivas. El texto alerta que, en realidad, la crisis está reconfigurando el poder global, debilit ... Leer más

Asumir que Sudamérica puede enfrentar la crisis económica global sin mayores sobresaltos supone aceptar hipótesis que no son en absoluto evidentes: que la región resistirá mejor que las economías desarrolladas, que los Estados podrán sostener políticas contra cíclicas efectivas y que la caída del comercio mundial no afectará de manera profunda sus estructuras productivas. El texto alerta que, en realidad, la crisis está reconfigurando el poder global, debilitando a Estados Unidos, fortaleciendo a potencias emergentes y anticipando una reforma del orden económico internacional. El desafío para Sudamérica es traducir este escenario incierto en oportunidades, antes de que la desaceleración, el desempleo y el aumento de la pobreza frustren la promesa de desarrollo regional.

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