
La comunidad indígena Tacana, ha sido una de las muchas comunidades amazónicas gravemente afectadas por las inundaciones atípicas que han golpeado la región en los últimos meses. A raíz de las intensas lluvias, las más severas registradas en Bolivia en los últimos 40 años, los cultivos tradicionales de las familias se han visto completamente arrasados. La crecida del río Madre de Dios ha inundado los “bajíos”, zonas donde usualmente se siembra por la fertilidad de la tierra, dejando a las familias sin alimentos ni productos para el autoconsumo o la venta.
“No tenemos productos de lo que hemos sembrado, nuestros chacos se llenaron de agua, se han derrumbado porque vivimos a orillas del río. Esta vez el agua ha subido mucho y nos ha afectado. Ni plátano ni maíz tenemos, ni para nosotros, ni para generar algo de ingreso”, nos relata Elizabeth Bejarano, comunaria de Sinaí.

Ante esta situación, y como parte de una estrategia de respuesta rápida se realizó la entrega de 50 rizomas de plátano y un amarre de yuca por familia a 29 familias de la comunidad Sinaí y San Salvador con el objetivo de iniciar la recuperación de sus medios de vida agrícolas. Esta acción se enmarca en un proyecto de emergencia más amplio, con el apoyo de MariaMarina Foundation, que busca contribuir a la recuperación productiva alimentaria y económica de 179 familias de los municipios de San Lorenzo y Gonzalo Moreno.


En los próximos días, se completará la dotación con semillas de hortalizas, maíz y arroz, entre otros, cultivos de ciclo corto que permitirán asegurar alimentos a corto plazo. A su vez, se continuará con el acompañamiento a las familias mediante promotores comunitarios locales, quienes coordinarán la implementación y apoyarán a aquellas familias con mayores dificultades de mano de obra.

Según datos recolectados junto a autoridades comunitarias, se han identificado 179 familias afectadas en las comunidades de Las Piedras, Gonzalo Moreno, Portachuelo, Sinaí, San Salvador, con una pérdida aproximada de 407 hectáreas cultivadas, en su mayoría de plátano, yuca, maíz, arroz, frutales y cacao.
En estas condiciones, sin alimentos ni ingresos asegurados, muchas familias enfrentan el riesgo de desplazarse forzadamente a las ciudades, o recurrir a actividades informales e insostenibles, como la explotación de recursos madereros o el ingreso a economías extractivas ilegales, como el oro.

Esta iniciativa busca evitar esas rutas de riesgo, apostando por la vida digna en el territorio, el fortalecimiento comunitario, la soberanía alimentaria, el cuidado del bosque y los bienes comunes. El proyecto promueve el uso de semillas adaptadas a la región, adquiridas en mercados locales, lo cual también dinamiza la economía del territorio y protege la biodiversidad local. Seguimos trabajando para que las mujeres, hombres, niñas y niños de la Amazonía puedan recuperar sus chacos, su alimentación y su autonomía.